EL GATO EN EL TEJADO.
Esta mañana, los bomberos de una
localidad cercana a la comunidad de Madrid han tenido una llamada un tanto
especial… Una señora mayor, de unos setenta y cuatro años, ha llamado a los
bomberos para pedir auxilio por su pequeño gato Seúl. El pequeño y gracioso gato,
según cuenta la señora, había subido al tejado debido a que necesitaba tomar la
luz del radiante sol. Raúl, el jefe del cuerpo de bomberos, hablando con su
equipo, decidieron que la mejor manera de bajar al travieso Saúl era ablandándolo
con algún tipo de comida o juguete que atrajera su atención. Uno de los
miembros del equipo, subió por la superescalera y atrapó al pequeñín en un
descuido de éste, mientras jugaba con un ratón de goma. La señora, muy
agradecida por el trabajo realizado, decidió recompensar a los rescatadores de
su gato haciéndoles unas deliciosas rosquillas. Y, ¡menos mal que estaban los
bomberos! Porque en un descuido de la mujer mirando al gato, alegrándose de que
su chiquitín estaba de nuevo con ella, las rosquillas empezaron a arder, pero menos
mal que estaban ahí Raúl y su equipo y todo salió bien.